Dicen que una propiedad vacía habla.
Y es cierto: cuando entrás a un departamento sin muebles, escuchás hasta el eco de tus pasos. Pero ese silencio puede ser una gran oportunidad… si sabés cómo prepararlo para que alguien más lo imagine como su hogar.
En Castiñeira Salguero Inmobiliaria lo vemos todos los días. Hay departamentos que se alquilan en una semana, y otros que pasan meses esperando al inquilino ideal. La diferencia, créeme, rara vez está en los metros cuadrados. Está en los detalles.
Si vas a invertir en un departamento para alquilar en Córdoba Capital, no subestimes la primera impresión.
Un departamento recién pintado, limpio y luminoso puede ganar la pulseada antes de que el interesado diga una palabra.
No hace falta una reforma millonaria: basta con cocinas relucientes, vidrios impecables y baños cuidados.
La gente no alquila solo paredes; alquila la sensación de llegar a un lugar donde todo funciona.
Y eso empieza por algo tan simple como abrir bien las cortinas, dejar que entre la luz y —por qué no— poner un toque de aroma fresco al entrar.
Si pensás comprar para alquilar, recordá esto: los tonos neutros son tus mejores aliados.
Las paredes fucsias, los muebles extravagantes y los adornos personales pueden ser geniales para vos… pero para el inquilino son ruido visual.
Cuanto más “hoja en blanco” se vea el espacio, más fácil será que alguien lo imagine como propio.
En Córdoba hay zonas que laten fuerte.
Nueva Córdoba, por ejemplo, es un imán para estudiantes y jóvenes profesionales. Alta rotación, alquileres ágiles y demanda todo el año.
General Paz combina estilo, movimiento y cercanía al centro: ideal para parejas que quieren comodidad sin ruido.
Y si lo tuyo es pensar en grande, Cerro de las Rosas y Urca ofrecen casas amplias que, con una buena modernización en cocina y baños, se alquilan rápido y a mejor precio.
Dos caminos, dos estrategias.
Si apostás a alquiler temporal —turistas, estudiantes extranjeros o profesionales en tránsito—, un departamento amueblado y bien equipado puede darte una renta superior.
Pero si buscás estabilidad y menos movimiento de inquilinos, lo ideal es mantenerlo vacío, neutro y funcional, listo para que cada nuevo arrendatario deje su propia huella.
Una cocina actualizada o un baño renovado pueden marcar la diferencia entre un “lo pienso” y un “lo alquilo ya”.
Son los espacios donde el inquilino imagina su rutina diaria.
Y lo mejor: no hace falta una gran inversión. Un cambio de grifería, azulejos o luminarias puede multiplicar el valor percibido del inmueble.
Invertir para alquilar no se trata solo de comprar ladrillos.
Se trata de entender a las personas.
De ofrecerles un lugar donde puedan proyectarse, sentirse cómodas y empezar su historia.
Porque cuando una propiedad está bien pensada, cuidada y mostrada con cariño, no hace falta perseguir inquilinos. Ellos llegan.
Y ahí, cuando ves que tu inversión empieza a moverse sola, entendés que no fue suerte: fue estrategia, fue empatía, fue buen ojo.
Eso —ni más ni menos— es lo que hacemos cada día en Castiñeira Salguero.