Hay una pregunta que aparece justo cuando el sueño de tener tu casa propia empieza a hacerse realidad:
¿Quién paga el escribano en una compraventa?
Y, aunque muchos intentan esquivarla con frases vagas como “eso se ve después” o “lo arreglan entre las partes”, la verdad es que entenderlo desde el principio te puede ahorrar dolores de cabeza, tiempo y dinero.
En la mayoría de los casos —y especialmente acá, en Córdoba—, el comprador suele ser quien elige al escribano.
¿Por qué? Porque el escribano es quien defiende los intereses de quien compra: revisa los títulos, verifica que todo esté en regla y asegura que la propiedad se transfiera sin sorpresas.
Ahora bien, eso no significa que el comprador pague todo.
Por lo general, los costos se reparten entre comprador y vendedor. Pero como en casi todo en la vida (y en los negocios inmobiliarios también), lo que realmente vale es lo que se acuerda.
En Castiñeira Salguero creemos que una operación inmobiliaria no se trata solo de papeles y firmas.
Se trata de personas, decisiones y confianza.
Y, cuando hay confianza, los acuerdos fluyen.
Cuando no la hay, hasta un sello puede parecer una batalla.
Por eso, antes de hablar de números, hablá con tu escribano, con tu agente, con tu pareja. Preguntá, escuchá, entendé.
Porque lo que se firma en una escritura no es solo un papel: es el comienzo de una nueva etapa de tu vida.
Negociar quién paga qué no te hace tacaño.
Te hace inteligente.
Y saber cómo se mueven estos detalles te da algo mucho más valioso que dinero: tranquilidad.
Así que, la próxima vez que alguien te pregunte “¿quién paga el escribano?”, sonreí y respondé con calma:
“Depende del acuerdo, pero yo ya sé cómo funciona.”
Y eso, créeme, marca la diferencia entre improvisar y actuar con claridad.